Cuento: Tomasa la vaca voladora
Había una vez una vaca llamada Tomasa que soñaba con volar. Cada día, mientras pastaba en el prado, Tomasa miraba hacia el cielo y veía a los pájaros volando. “Quiero volar también”, pensaba Tomasa.
Un día, Tomasa encontró una varita mágica en el prado. Decidió usarla para hacer realidad su sueño de volar. Tomasa agitó la varita y dijo las palabras mágicas: “¡Quiero volar!” De repente, se sintió ligera y flotante. Tomasa comenzó a saltar y pronto descubrió que podía volar.
Tomasa estaba tan emocionada de su nuevo poder que comenzó a volar más alto y más lejos. Mientras volaba, se encontró con un grupo de pájaros que la saludaron con un canto alegre. Tomasa estaba muy emocionada y feliz de haber cumplido su sueño de volar.
Los otros animales de la granja se dieron cuenta de que Tomasa podía volar y le pidieron ayuda para volar ellos también. Tomasa no les quiso compartir su secreto porque quería ser la única que podía volar y se alejo de ellos por el aire dejando a todos sus amigos de la granja confundidos y tristes.
Luego de varios días, Tomasa seguía disfrutando volar pero extrañaba a sus amigos, estaba triste porque no tenía con quién jugar. Volar sola no era tan divertido.
Al darse cuenta que se había equivocado al no compartirles el secreto de volar, regreso a la granja y le pidió perdón a todos los animales. Tomasa decidió compartirles su secreto y enseñarles lo divertido y emocionante que era volar. Tomasa invitó a todos los animales de la granja a unirse a ella en un vuelo mágico por el cielo.
Al principio, los otros animales estaban un poco nerviosos y asustados, pero en cuanto Tomasa agitó la varita, se dieron cuenta de lo emocionante que era volar y comenzaron a disfrutar del viaje. Juntos, Tomasa y los otros animales volaron por encima del prado haciendo figuras en las nubes.
Desde ese día, Tomasa se convirtió en la vaca más popular y querida de la granja. Todos los animales querían ser amigos de Tomasa y volar con ella.
Tomasa aprendió que, compartir la magia con todos, hacía la experiencia más divertida. Y así, Tomasa la vaca voladora, se convirtió en una leyenda en la granja, llevando alegría y emoción a todos los animales que la rodeaban.